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miércoles, 11 de abril de 2012

Barrio de La Latina (Madrid)

Barrio de La Latina en el mapa
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HISTORIA y SITUACIÓN

Se trata de uno de los barrios más populares y emblemáticos de Madrid, y que con el paso de los años, además de albergar muchos lugares de carácter histórico, se ha ido convirtiendo en uno de los principales focos de las salidas nocturnas y de muchos locales de restauración de tapeo y comida característica de la ciudad.Ocupa gran parte del denominado Madrid de los Austrias.
A diferencia de otros lugares, el barrio de La Latina se constituyó muy pronto y mantuvo mucho tiempo una particular integración y convivencia de prácticamente todos los estratos sociales. Nobleza mayor y menor, clero pobre y rico de las diferentes iglesias y capillas, diplomáticos asociados a la Nunciatura, artesanos de los diferentes gremios que acabaron dando nombre a las calles donde practicaban su oficio y, sobre todo, mercaderes de fuera de Madrid y revendedores de ocasión u oficio quienes, junto con los habitantes de unos arrabales de semicampesinos y semidelincuentes que se colaban a través de la Puerta de Toledo, crearon entre todos una extraña configuración social muy urbana y dinámica. La segregación espacial por barrios, definitiva en Madrid a partir del siglo XIX, hizo que los aristócratas abandonaran sus palacios lo que, unido a la desamortización de Mendizábal, hizo que se derribaran las más importantes parcelas para construcción de edificios para el alquiler con el mayor aprovechamiento posible, es decir, con corralas, distribución mínima del espacio por familia, etc. En suma, las clases más altas huyeron de la zona y su espacio se rellenó con lo que hoy se conoce como chabolismo vertical. La llegada de la conciencia histórica a las autoridades, poco a poco desde la segunda mitad del siglo XX, ha llevado a una enorme revalorización social y económica de la zona. Con su trazado urbano casi idéntico y con muy pocas muestras de sus edificaciones históricas —las anteriores al siglo XIX— el barrio de la Latina se ha constituido como uno de los principales centros artísticos, turísticos y de ocio de la ciudad. Su medida cercanía y distancia del centro de la ciudad —característica de su historia— lo convierten en un deseado lugar residencial repleto de oferta de ocio y hostelería. Desde 1980 un específico plan urbanístico protege sus edificaciones y junto al citado plan de recuperación del entorno del Mercado de la Cebada se cuentan otros de rehabilitación de enclaves históricos específicos como los referidos a las Cavas o a la vieja muralla.
El carácter peatonal de la mayoría de sus muchas plazas hace que sus terrazas estén llenas todas las tardes desde el inicio de la primavera hasta bien entrado el otoño y que reúna grandes aglomeraciones de gente joven y de mediana edad en las noches de los fines de semana, disfrutando de sus bares, tabernas y restaurantes. siendo también una de las zonas de Madrid, donde más fácilmente se pueden encontrar mezclados, los más puros herederos del Madrid clásico, con las generaciones de jovenes bohemios habitualmente de clase media-alta.



RECORRIDO HISTÓRICO

La Latina ocupa gran parte del Madrid más antiguo, a veces también conocido como Madrid de los Austrias con el que coincide en gran medida, y guarda una peculiar organización urbana propia de la distribución medieval, con plazas amplias y calles estrechas que siguen el antiguo recorrido de las aguas. Su configuración se solapa casi perfectamente con los primeros recintos amurallados de la ciudadela del siglo IX. Como es nota en Madrid, la integración de los edificios nuevos es aquí también nula y aparecen éstos rompiendo de vez en cuando el paisaje urbano con sus diez plantas de altura y su ladrillo visto.
Mercado de San Miguel: Está ubicado en la plaza del mismo nombre, junto a la Plaza Mayor. Se trata de un mercado de propiedad privada, cuya principal característica es que mantiene su estructura original de hierro. En la época medieval se trataba de un mercado al aire libre, dedicado a la compra-venta de los productos creados por los diferentes gremios. El mercado adquiriría ese nombre porque se construiría en el solar que ocupaba la parroquia dedicada a ese santo. El mercado cerrado fue inaugurado entre 1913 y 1916. El acristalamiento exterior es posterior. San Miguel es la única muestra de su tipo que queda aún en la ciudad de la denominada arquitectura del hierro, ya que todos los mercados cubiertos construidos en el último tercio del siglo XIX fueron demolidos y, en general, sustituidos por nuevas construcciones. En la actualidad los puestos de venta se han convertido en bares y en zonas de etancia con mesas altas. Para garantizar la higiene del local se construyó con entarimado. El diseño de hierro y cristal permite que la luz de su interior sea natural.
Las Cavas: En la actualidad se trata simplemente de dos calles, la Alta y la Baja, que discurren de forma paralela y que están repletas de comercios y lugares de ocio, pero años atrás, marcaban el acceso a los huecos excavados bajo la muralla que permitían el acceso y salida de la ciudadela incluso con las puertas cerradas. En estas calles, en el siglo XVII, empezaron a alojarse en posadas, fondas y hospederías los mercaderes que venían de las diferentes zonas aledañas a Madrid a vender en el mercado. Los viajeros y sus caballerías se alojaban, según su procedencia, en instalaciones regidas por sus paisanos; instalaciones que fueron creciendo en calidad y servicios creando una estructura comercial y de ocio a la medida de estos visitantes profesionales con dinero fresco y escaso control social. Actualmente se conservan sólo algunas de estas posadas y la totalidad de la orientación al ocio gastronómico y tabernario, entre los que cabe citar a Casa Lucio, La Soleá y muchos otros establecimientos tradicionales de Madrid de la máxima relevancia en su género.
Plaza de la Cebada: Se trata de una de las plazas más antiguas de MadridLa etimología del nombre de la plaza se debe a la calle cercana homónima en la que se separaba la cebada cribando la destinada al forraje de los caballos del rey y de la que se aprovisionaba a los regimientos de caballería. El grano lo traían a vender a la plaza los labradores de la cercanías de la provincia de Madrid. Durante el siglo XVII se acondicionó como zona ajardinada, aunque posteriormente fue centro comercial de los principales gremios de los alrededores.
Iglesia de San Andrés: Desde la Plaza de la Cebada y a través de la Puerta de Moros, se entraba en la ciudad a la Plaza de Carros, que está al lado de la Plaza de San Andrés, donde se encuentra está preciosa iglesia. Se trata de una de las más primitivas de Madrid. No se puede hablar con seguridad de sus primeros años, pero la primitiva iglesia data del siglo XII. Esta iglesia era muy frecuentada por San Isidro (patrono de la ciudad), y fue donde fue enterrado después de su muerte. En tiempos de los Reyes Católicos fue reformada la iglesia en estilo gótico, abriéndose a la vez un paso alto de comunicación con el palacio. En el siglo XVI se le adosó la Capilla del Obispo, luego templo independiente, a la que se trasladó en 1535 el cuerpo del santo. En 1656 el viejo templo sufrió un desplome, reconstruyéndose modestamente a la vez que se construía la capilla de San Isidro, cambiando su orientación. La nueva iglesia de San Andrés se adornó con un retablo de Alonso Cano, aunque se simplificó el proyecto inicial que incluía la urna de San Isidro. Las esculturas pertenecían a Manuel Pereira, a quien correspondía también la estatua de San Andrés en piedra situada en la hornacina de su única puerta (actualmente en el jardín lo que queda de ella). La iglesia fue incendiada en 1936 y sobre el solar de la primitiva cabecera gótica se construyó posteriormente la casa rectoral. La actual iglesia ocupa lo que fue capilla de San Isidro y un tramo de la reconstruida en el siglo XVII.
Plaza de la Paja: Atraviesa de norte a sur la calle Costanilla de san Andrés. La plaza fue el centro neurálgico de Madrid durante la Edad Media. En los siglos XIII y XIV constituía el foco comercial de la ciudad, como lugar de mercado. Entró en decadencia a partir del siglo XV, cuando el rey Juan II de Castilla ordenó construir la Plaza del Arrabal (precedente de la actual Plaza Mayor), a la que se desplazó la actividad comercial de la villa. Pese a ello, mantuvo su importancia como lugar de residencia de las principales familias nobiliarias de Madrid. En su entorno estaban situados diferentes palacios (como las casas palaciegas de los Lasso de Castilla y de los marqueses de la Romana, entre otras), de los cuales sólo se conserva el Palacio de los Vargas. Se trata de un recinto irregular, que salva una considerable pendiente, provocada por el barranco del desaparecido arroyo de San Pedro, por cuyo cauce pasa actualmente la calle de Segovia. Su contorno está definido por tres conjuntos de interés histórico-artístico, tanto religiosos como civiles. Sobre la plaza hay instalado un parque de tierra prensada, poblado por diferentes árboles, que se dispone en cuadrantes, delimitados por bordillos de granito. Estos permiten salvar el desnivel del terreno. La plaza propiamente dicha carece de elementos ornamentales, excepción hecha de una escultura de bronce del siglo XX, que representa a un hombre leyendo un periódico, que aparece sentado en un banco de piedra adosado a la fachada del Palacio de los Vargas.
Iglesia de san Pedro el viejo: Se encuentra en las confluencias de las calles del Nuncio y de Costanilla de san Pedro. Se trata de una de las iglesias más antiguas de la capital, y destaca sobretodo su estilizada torre. Su origen es incierto. El edificio actual ha sufrido muchas reformas desde sus primeros años, siendo la torre la única que mantiene un estilo concreto, el mudejar, aunque está rematada por un campanario herreriano. En el interior conviven rasgos arquitectónicos del siglo XV, caso de la cabecera nervada de la nave de la epístola; del siglo XVI, como la capilla de los Luján (hoy llamada del Perpetuo Socorro); y del siglo XVII, cuando se levantaron la cabecera principal y las tres naves.
Basílica de san Francisco el grande: Preside la cara occidental de la plaza de san Francisco. En el lugar donde está asentada existía un convento franciscano. Con el nombramiento de capital de la ciudad, el templo fue ganando en importancia. En 1760, los franciscanos derribaron la primitiva edificación para construir, sobre su solar, un templo más grande, que encargaron al arquitecto Ventura Rodríguez. Su proyecto, firmado en 1761, fue desestimado, a favor de un diseño del fraile Francisco Cabezas, redactado por José de Hermosilla. Cabezas concibió una amplia rotonda para el espacio interior, cubierta por una grandiosa cúpula. Es de planta central y circular, con vestíbulo y ábside. La cubierta se resuelve mediante una gran cúpula, custodiada por seis pequeños domos, que rodean la base del edificio por el norte y por el sur. La cúpula de San Francisco el Grande tiene 33 m de diámetro y 58 m de altura (72 m desde el suelo). En lo que respecta a las cúpulas de planta circular, es la tercera de mayor diámetro de la cristiandad, por detrás de la del Panteón de Agripa (43,4 m) y de la de San Pedro del Vaticano (42,5 m), ambas en Roma (Italia). La fachada de estilo neoclásico, matizado algo por su forma convexa. Presenta dos cuerpos. En el inferior se sitúan tres arcos de medio punto, sujetados mediante pilastras dóricas. El orden jónico domina el segundo cuerpo, constituido por tres ventanales adintelados. El conjunto se remata, en su parte superior, con un frontón triangular, situado en el punto central, y una balaustrada, que recorre los lados. El frontón está adornado con la cruz de Jerusalén en el tímpano y, por encima, aparece una acrotera con el escudo franciscano y una corona real. La fachada está presidida por dos torres, una en cada extremo, ligeramente retranqueadas. Están cubiertas con chapiteles ondulados, coronados con veletas.
El Rastro: Es un mercado al aire libre, originalmente de objetos de segunda mano, que se monta todos las mañanas de domingos y festivos. El Rastro, con más de un cuarto de milenio de existencia, ha ido reglamentando su existencia y actividad comercial. Su fama internacional (no existe guía de viaje sobre Madrid que no lo mencione), le emparenta con otros mercadillos existentes en diversas ciudades de Europa: Els Encants en Barcelona, el Waterlooplein de Ámsterdam, Portobello en Londres, el mercado del Porta Portese en Roma. En el año 2000 superaba los 3500 puestos.


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