Situación de los edificios que forman el museo |
HISTORIA y SITUACIÓN
El Museo Provincial de Pontevedra, tiene como finalidad ofrecer muestras de arte de todo tipo y de modo especial, del arte gallego, para el desarrollo artístico y cultural de la provincia. Fue fundado en 1927 y posee para la exposición cinco edificios, con un sexto en construcción que en breve albergará parte de la colección.
Nació para completar la labor llevada a cabo por la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, institución creada en 1894, a la que acabará sucediendo después del año 1937 cuando se extinguió por el fallecimiento de su creador Casto Sampedro y Folgar.
El nueve museo recibirá numerosas obras y elementos que a día de hoy forman parte de su colección. Es reseñable igualmente el carácter global con el que el museo nacería, ya que los diez miembros del patronato que lo regirían, desecharían rápidamente la idea de albergar un sólo ámbito artístico en exclusividad, mostrando al público objetos artísticos, arqueológicos e históricos de gran interés para conocer el pasado de la provincia.
En 1928, se adquiriría el edificio Castro Monteagudo, ubicado en el centro de la ciudad. El Museo abrió sus puertas al público el 10 de agosto de 1929, sábado, víspera de la festividad de la Virgen Peregrina, figurando ya entre las obras expuestas en sus salas algunas depositadas por el Museo del Prado. Aunque siempre se tendrá en cuenta principalmente las obras pontevedresas, abriendo el abanico poco a poco a obras de la región gallega.
Rápidamente se fueron adquiriendo obras para la exposición, y con la misma rapidez los responsables del museo, se dieron cuenta que el espacio del Monteagudo no iba a ser suficiente para albergar la amplia y creciente colección, con lo que comenzó la ardua tarea de adquisición del edificio colindante.
El crecimiento, la expansión física, bien por la incorporación o construcción de nuevas sedes, bien por las adiciones que reciben las ya existentes, será desde esos tiempos iniciales una constante en la vida del Museo. Se explican las necesidades de espacio, ese marcado crecimiento, por el incremento de las colecciones y también de las actividades, con todo lo que éstas implican, del Museo. Hitos, en lo que a las primeras se refiere, fueron, entre otros, la incorporación, ya mencionada, de los excepcionales fondos, claves para conocer el pasado de la ciudad, de la provincia y también de Galicia, reunidos por la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, disuelta el 30 de diciembre de 1937 por decisión de quienes la integraban, pasando el Museo a asumir sus derechos y obligaciones.
Inseparables de las ricas y variadas obras que custodia y exhibe el Museo son las muchas actividades que desde su nacimiento viene promoviendo (exposiciones, publicaciones, conferencias, seminarios, congresos, conciertos, concursos, etc.), con frecuencia propiciadas por la posesión de aquellos fondos y también por contar con una biblioteca y unos archivos –documental y gráfico- de gran importancia numérica y cualitativa, base de su reconocida solvencia como centro de investigación, convertido también desde este punto de vista, al igual que sucede con sus colecciones, en un referente en Galicia.
Rápidamente se fueron adquiriendo obras para la exposición, y con la misma rapidez los responsables del museo, se dieron cuenta que el espacio del Monteagudo no iba a ser suficiente para albergar la amplia y creciente colección, con lo que comenzó la ardua tarea de adquisición del edificio colindante.
El crecimiento, la expansión física, bien por la incorporación o construcción de nuevas sedes, bien por las adiciones que reciben las ya existentes, será desde esos tiempos iniciales una constante en la vida del Museo. Se explican las necesidades de espacio, ese marcado crecimiento, por el incremento de las colecciones y también de las actividades, con todo lo que éstas implican, del Museo. Hitos, en lo que a las primeras se refiere, fueron, entre otros, la incorporación, ya mencionada, de los excepcionales fondos, claves para conocer el pasado de la ciudad, de la provincia y también de Galicia, reunidos por la Sociedad Arqueológica de Pontevedra, disuelta el 30 de diciembre de 1937 por decisión de quienes la integraban, pasando el Museo a asumir sus derechos y obligaciones.
Inseparables de las ricas y variadas obras que custodia y exhibe el Museo son las muchas actividades que desde su nacimiento viene promoviendo (exposiciones, publicaciones, conferencias, seminarios, congresos, conciertos, concursos, etc.), con frecuencia propiciadas por la posesión de aquellos fondos y también por contar con una biblioteca y unos archivos –documental y gráfico- de gran importancia numérica y cualitativa, base de su reconocida solvencia como centro de investigación, convertido también desde este punto de vista, al igual que sucede con sus colecciones, en un referente en Galicia.
EDIFICIOS
Ruinas de Santo Domingo: Es el edificio más antiguo de todos los que forman parte del museo. Se conserva únicamente la cabecera con cinco ábsides y parte del muro sur de la iglesia y la entrada al capítulo del convento de Santo Domingo.
Las ruinas a finales del s.XIX |
Fundado en torno a 1282, aunque las obras del templo que actualmente podemos observar no comenzaron hasta 1383, continuando a lo largo del siglo XV. Como consecuencia de la aplicación de la ley de exclaustración, el convento es cerrado el 8 de diciembre de 1836, siendo entregado a la "Junta de Enajenación de Edificios y Efectos de los Conventos Suprimidos de la Provincia de Pontevedra", y luego cedido, para Casa Asilo, al Ayuntamiento, que lo recibe en mayo de 1840. A pesar de estar ocupado sucesivamente por la cárcel de mujeres, por el hospicio, hasta 1869, en que es trasladado a Santa Clara, por la escuela de párvulos, además de otros puntuales destinos dictados por el Ayuntamiento, se fue deteriorando hasta alcanzar un estado ruinoso, siendo empleados ya en 1846 diversos materiales para el pavimentado de calles. En 1864 es derribada una capilla y entre 1869 y 1870 la parte superior de la torre, ubicada en la esquina suroriental. Salvadas de la demolición, el conjunto es declarado Monumento Nacional por Ley del 14 de agosto de 1895, que estipula que se haga cargo de ellas la Comisión de Monumentos y que por el Ministerio de Fomento se dicten "las oportunas disposiciones para la conservación, decoro y custodia". En 1903, al iniciarse las obras del Instituto, que ocupaban parte de las Ruinas, la Sociedad Arqueológica solicitó unos locales en los bajos del mismo para colocar los fondos de la sección segunda del Museo, que se hallaba en un local de la Diputación Provincial, lo cual le fue concedido en 1905, pero una vez finalizada la construcción únicamente le fue cedida una sala, que sería permutada en 1945 por un pequeño patio, en el que se instalaría la arquería de la Sala Capitular del antiguo convento, entregada por los herederos de Augusto González Besada, y por parte de los sótanos con destino entonces a albergar la colección de epigrafía, instalación concluida en 1947.
Edificio Castro Monteagudo: La primera tarea que acometen los primeros responsables del museo, es la de buscar una adecuada sede. Este edificio acaba siendo el elegido, situado frente a la plaza de la Leña, el edificio dieciochesco, su levantamiento está datado en 1760. Antes de ser adquirido, había tenido muy distintos cometidos, como por ejemplo una serie de locales comerciales en su planta baja y una escuela unitaria en la planta superior.
Las obras de adecuación fueron llevadas a cabo bajo la atenta supervisión de uno de los patronos fundadores del museo, Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, que mediante numerosos dibujos influyó mucho en las obras de restauración. Otra gran remodelación se llevaría a cabo en el antiguo pazo, en su fachada norte, ya que desde que se abrió el edificio García Flórez para el museo en 1943, se vio la necesidad de unir de alguna manera ambos edificios, algo que se realizó con la consiguiente construcción de un puente de unión entre ambos.
Edificio García Flórez: Hablamos de una casona señorial urbana, con pórtico asoportalado de tres arcos sobre robustas columnas en su fachada frontera, de grandes proporciones, con tres puertas con decoración circundante en el primer piso y dos en el segundo, que dan a sendos balcones que se doblan hacia las fachadas oriental y occidental y que flanquean el grandioso escudo yelmado, que en otro tiempo estaría dorado y policromado, y sendas gárgolas en las esquinas del tejado. En su fachada meridional presentaba una única puerta en la planta baja, en la parte oriental, correspondiéndose los vanos con los de la principal en los dos pisos, con un solo balcón corrido, que únicamente se dobla por occidente, en el superior. La fachada que da a la calle Pasantería nos ofrece una "movida distribución de huecos", que marcan claramente el ritmo de las escaleras en su parte central. El edificio antes de ser adquirido para albergar parte de la colección, era alquilado por el ayuntamiento, siendo su última función, la de albergar la Escuela Normal de Maestras, desde 1881 hasta 1930.
Edificio Fernández López: El solar en el que está ubicado el edificio, fue adquirido en el año 1961. El edificio es de nueva planta, a base de sillería de piedra, con planta baja y dos pisos superiores. Tiene tres puertas de acceso y otros tantos ventanillos que dan a la calle Pasantería. La parte correspondiente a la casa número 8, a pesar de ser integrada en el nuevo edificio, recibe un tratamiento individualizado, por cuanto se mantiene la línea primitiva en la calle Pasantería y la altura de su fachada.
Edificio Sarmiento: Su construcción fue iniciada en 1685 y finalizada en 1714, siguiendo las pautas del barroco y seguramente según planos trazados en Roma, adaptados a fórmulas tradicionales de la zona. En un principio tenía que ser sede de un colegio de la vecina iglesia de San Bartolomé. El exterior por la calle Sarmiento, presenta una larga fachada con un piso de altura, con portalón en el ángulo más próximo a la iglesia, adintelado, con decoración de placas y pilastras, sobre el que figura el escudo de armas. Mientras en el interior, destaca el claustro de dos plantas, con arcos cegados y ventanas abiertas en ellos. También es destacable el sótano con una fuerte arquería.
Tras la expulsión de los jesuítas en 1767, el Colegio fue sede de las más diversas empresas, como fábricas de tejidos, almacenes o el primer instituto de Pontevedra. Será en 1978, cuando el Ministerio de Interior dará la autorización para la cesión del inmueble y su utilización para el Museo.
Numismática: El origen de la colección numismática se remonta a la creación de la Sociedad Arqueológica en 1894, cuyos fondos iniciales fueron producto de hallazgos y de donaciones de los miembros de la Sociedad. Al fundarse el Museo, la Colección se incrementa con adquisiciones, excavaciones y depósitos y, posteriormente, en 1938, con la integración del numario de la Sociedad Arqueológica. Desde entonces el monetario se ha ido ampliando desde su formación inicial hasta convertirse en la Colección Numismática de referencia en Galicia.
Edad Media: El Museo posee una valiosa y enorme colección de obras fechadas en la Edad Media. El origen de la colección está en la enorme tarea de recuperación patrimonial llevada a cabo por la Sociedad Arqueológica de Pontevedra. El capítulo de la escultura es el que, por el número y categoría de las obras que lo integran, tiene una mayor significación. Las tres grandes etapas que habitualmente se señalan para acometer su examen secuencial –épocas prerrománica, románica y gótica- cuentan con testimonios muy valiosos. De la primera merecen reseña, por un lado, el conjunto de laudas pétreas, monolíticas, pertenecientes al tipo denominado de estola. Merecen destacarse, en segundo lugar, dos tímpanos graníticos. El más antiguo, datable ca. 1150-1160, se ha incorporado por compra en fechas recientes (2005). Procede de la iglesia de San Juan de Palmou. La escultura gótica es, numéricamente considerada, la más sobresaliente del rico fondo de obras de época medieval que custodia el Museo de Pontevedra.
Del Renacimiento al siglo XX: Las colecciones del Museo permiten realizar un completo recorrido por varios periodos históricos. Del siglo XVI al XVIII, encontramos un amplio repertorio de obras escultóricas, pinturas y grabados y estampas. El arte del siglo XIX, está igualmente muy bien representada, una colección que se ha ido enriqueciendo con el paso de los años a través de compras sucesivas y generosas aportaciones, depósitos y donaciones, de organismos oficiales, especialmente la Diputación Provincial de Pontevedra, además de artistas y particulares, destacando el ab intestato de las hermanas Mendoza-Babiano y la colección Fernández López, de donde procede la mayor parte de la pintura española del periodo que nos ocupa. Algo que ocurre igualmente con las obras del siglo XX presentes en la colección.
Artes decorativas: Las piezas que podemos adscribir a lo que conocemos de manera genérica como artes decorativas forman un importante conjunto dentro del total de las colecciones de nuestro museo, de tal manera que podemos decir que cubren todos sus ámbitos. Distribuídas por las salas de los edificios Sarmiento, García Flórez y Castro Monteagudo, en unos casos contribuyen a la recreación de diferentes ambientes, entre los que podríamos destacar las reproducciones de una cocina tradicional, el salón noble, el camarote de oficiales de la fragata Numancia o el despacho de don Casto Méndez Núñez, mientras en otro son presentadas en salas específicas.
Salas navales: Su creación está íntimamente relacionada con la ampliación de las instalaciones y con el traslado de la Escuela Naval Militar a Marín realizado en el año 1943. A esta institución pertenecen algunos de los fondos expuestos, así como también, y de forma significativa, al Museo Naval de Madrid. La mayoría, sin embargo, estaban en posesión del Museo desde su fundación gracias a las grandes aportaciones de las hermanas Mendoza Babiano (sobrinas nietas de Méndez Núñez), de la Sociedad Arqueológica, del Gremio de Mareantes y a las donaciones de Casto Sampedro y de otras personas que quisieron que Pontevedra recordase su pasado vinculado estrechamente con el mar.
Las obras de adecuación fueron llevadas a cabo bajo la atenta supervisión de uno de los patronos fundadores del museo, Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, que mediante numerosos dibujos influyó mucho en las obras de restauración. Otra gran remodelación se llevaría a cabo en el antiguo pazo, en su fachada norte, ya que desde que se abrió el edificio García Flórez para el museo en 1943, se vio la necesidad de unir de alguna manera ambos edificios, algo que se realizó con la consiguiente construcción de un puente de unión entre ambos.
Edificio García Flórez |
Edificio Fernández López: El solar en el que está ubicado el edificio, fue adquirido en el año 1961. El edificio es de nueva planta, a base de sillería de piedra, con planta baja y dos pisos superiores. Tiene tres puertas de acceso y otros tantos ventanillos que dan a la calle Pasantería. La parte correspondiente a la casa número 8, a pesar de ser integrada en el nuevo edificio, recibe un tratamiento individualizado, por cuanto se mantiene la línea primitiva en la calle Pasantería y la altura de su fachada.
Edificio Sarmiento: Su construcción fue iniciada en 1685 y finalizada en 1714, siguiendo las pautas del barroco y seguramente según planos trazados en Roma, adaptados a fórmulas tradicionales de la zona. En un principio tenía que ser sede de un colegio de la vecina iglesia de San Bartolomé. El exterior por la calle Sarmiento, presenta una larga fachada con un piso de altura, con portalón en el ángulo más próximo a la iglesia, adintelado, con decoración de placas y pilastras, sobre el que figura el escudo de armas. Mientras en el interior, destaca el claustro de dos plantas, con arcos cegados y ventanas abiertas en ellos. También es destacable el sótano con una fuerte arquería.
Tras la expulsión de los jesuítas en 1767, el Colegio fue sede de las más diversas empresas, como fábricas de tejidos, almacenes o el primer instituto de Pontevedra. Será en 1978, cuando el Ministerio de Interior dará la autorización para la cesión del inmueble y su utilización para el Museo.
COLECCIÓN
Desde su fundación el Museo ha reunido más de 16000 piezas, entre las que figuran pinturas, esculturas, dibujos, grabados, objetos arqueológicos, monedas, instrumentos musicales, muebles, joyas, etc.
Prehistoria y antigüedad: Los fondos relacionados con la antigüedad, forman parte sustancial del Museo ya desde su misma constitución; de hecho, buena parte de la culpa de la misma existencia del Museo la tiene la presencia de colecciones previas de objetos arqueológicos. Es el caso, por ejemplo, de los cuatro miliarios romanos recogidos a finales del siglo XVIII, un conjunto que fue ampliado con posterioridad con los diez ejemplares aportados por la Sociedad Arqueológica de Pontevedra durante los años de transición entre el XIX y el XX , y con el descubierto en plena ciudad de Pontevedra en 1988 durante las excavaciones en la cabecera meridional del puente de O Burgo. Estos quince miliarios se integran con entidad propia en una de las tres colecciones arqueológicas emblemáticas del Museo -con las de orfebrería y de metalurgia prehistórica.
Sepulcro de Suero Gómez de Sotomayor |
Del Renacimiento al siglo XX: Las colecciones del Museo permiten realizar un completo recorrido por varios periodos históricos. Del siglo XVI al XVIII, encontramos un amplio repertorio de obras escultóricas, pinturas y grabados y estampas. El arte del siglo XIX, está igualmente muy bien representada, una colección que se ha ido enriqueciendo con el paso de los años a través de compras sucesivas y generosas aportaciones, depósitos y donaciones, de organismos oficiales, especialmente la Diputación Provincial de Pontevedra, además de artistas y particulares, destacando el ab intestato de las hermanas Mendoza-Babiano y la colección Fernández López, de donde procede la mayor parte de la pintura española del periodo que nos ocupa. Algo que ocurre igualmente con las obras del siglo XX presentes en la colección.
Bahía y puerto de Vigo (J. Bafire s.XVIII) |
Salas navales: Su creación está íntimamente relacionada con la ampliación de las instalaciones y con el traslado de la Escuela Naval Militar a Marín realizado en el año 1943. A esta institución pertenecen algunos de los fondos expuestos, así como también, y de forma significativa, al Museo Naval de Madrid. La mayoría, sin embargo, estaban en posesión del Museo desde su fundación gracias a las grandes aportaciones de las hermanas Mendoza Babiano (sobrinas nietas de Méndez Núñez), de la Sociedad Arqueológica, del Gremio de Mareantes y a las donaciones de Casto Sampedro y de otras personas que quisieron que Pontevedra recordase su pasado vinculado estrechamente con el mar.
FOTOS
Ruinas de Santo Domingo |
Castro de Monteagudo |
Interior del Edificio Sarmiento |
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